Estatus sanitario, un valor comprometido con el mercado de Estados Unidos
Por: Jesús Ancheta
La ganadería sonorense se remonta al siglo XVI y está estrechamente relacionada con el tránsito de expediciones españolas que fueron introduciendo ganado bovino a su paso por este territorio. Esta actividad es adoptada por los habitantes de aquella época y con el pasar de los tiempos, se convirtió en orgullo e identidad de todos los sonorenses.
La actividad ganadera en el estado equivale al 2% del Producto Interno Bruto (PIB), sin embargo no deja de ser una actividad productiva de gran importancia que genera economía local, arraigo en regiones distantes de las ciudades y es el único sustento de miles de familias que hacen ganadería en el 87% del territorio sonorense.
A igual que en muchos países del mundo, la ganadería en México y específicamente en Sonora es una actividad pulverizada; la realizan muchos pequeños ganaderos en agostaderos, que no tienen otra vocación más que la de cría de ganado bovino y a su vez ellos, los productores, se convierten en los cuidadores y guardianes de nuestro más valioso patrimonio: la fauna y flora.
La ganadería sonorense es reconocida principalmente por su estatus sanitario y calidad genética del ganado que produce, ambas condiciones son generadoras de un valor agregado que la industria de Norteamérica recompensa con mejores precios y preferencia.
También la cercanía con el mercado más grande de carne del mundo, hace que nuestra ganadería esté estrechamente relacionada con ese mercado, situación que nos ha motivado a diseñar nuestra ganadería para cumplir y satisfacer a esa industria y sus consumidores.
La exportación de ganado en pie de Sonora a los Estados Unidos se ha realizado desde que la ganadería coexiste en el estado; en sus inicios era un simple arreo a través de la línea divisoria y actualmente se lleva a cabo de una forma más formal en su operación y logística, siempre cumpliendo con los protocolos sanitarios que exigen las autoridades sanitarias de ambos países. En lo que se refiere a lo comercial, es simple- mente una transacción entre comprador y vendedores que definen precios en base a oferta y demanda del producto. Esta negociación se realiza por lo general, previamente a la llegada del ganado a la frontera, donde se hace la revisión por parte de las autoridades de la documentación e inspección sanitaria individual de cada animal a exportar.
Al término de la revisión se pesa a los animales, información que se utiliza para hacer la liquidación con el comprador y el pago a las autoridades hacendarias, así como a los proveedores de servicios en frontera.
La exportación de ganado en pie es sin lugar a dudas una actividad que permite al ganadero tener acceso a uno de los mejores mercados de la carne en el mundo y desfogar su producción de una manera rápida y eficiente en caso de algún fenómeno natural que afecte nuestro estado y que perjudique la capacidad de reproducción y mantenimiento de nuestros agostaderos. También es un regulador de precio del mercado nacional.
La ganadería de bovinos del país ha enfrentado muchos y variados retos en las últimas décadas, la exportación de ganado en pie a los Estados Unidos estaba sujeta a cuotas(volúmenes) que asignaba la Secretaría de Economía y que solamente buscaba proteger el abasto de carne de la Cuidad de México (anterior a 1988) esta disposición ocasionó varias veces que la frontera se cerrara a la salida de ganado al país del norte. En los ochenta, la Secretaría de Hacienda estableció un impuesto de $60.00 dólares por animal exportado y que gracias a las gestiones de la Confederación Nacional Ganadera se redujo paulatinamente en el trascurso de los 3 años siguientes, ambas medidas en su momento empobrecieron al campo mexicano y desmotivaron la inversión y el mejoramiento genético de los hatos mexicanos por muchos años.
Para antes de iniciar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la exportación de ganado estaba libre de aranceles por parte de ambos países, el intercambio comercial de ganado solamente estaba sujeto al cumplimiento de los requisitos sanitarios y a la oferta y demanda para la determinación de los precios.
La situación de la carne en caja de importación a México de nuestros vecinos del norte, sí contaba con un arancel, mínimos en algunos casos y no aplicaba a todas las empresas importadoras. También en algunas ocasiones se asignaron cupos de importación.
El TLCAN que dio inicio en 1994, dejó libre de arancel y cupos la importación de carne de bovinos, siendo la industria ganadera de bovinos la única en
este segmento que inició en esta situación, ya que las otras carnes importadas (puerco y pollo) sí contaban con ambos y con desgravaciones paulatinas de hasta 10 años. Solamente nuestra industria padeció y superó en el tiempo esta situación adversa.
En la actualidad, México exporta más ganado y carne a los Estados Unidos que antes de la firma del tratado y somos más autosuficientes en el abasto de carne al mercado nacional, dependiendo cada día menos de las importaciones.
Para 1997, productores e los estados ganaderos del centro y norte de los Estados Unidos demandaron a los exportadores de ganado de México y Canadá por hacer dumping con el ganado exportado a ese país y que afectaba su recuperación económica, juicio que después de dos años de litigio se ganó en las cortes norteamericanas.
Previo a la demanda de dumping, la situación de la industria ganadera mundial fue muy crítica para todos, tuvimos precios bajos históricos, sobre oferta de proteína animal en general e inventarios altos, así como altos precios de los granos que se utilizan para la engorda.
No conformes con haber perdido el juicio y la apelación, durante el gobierno del presidente Barack Obama, el mismo grupo de productores lograron que se implementara la ley MCOOL (2009), la cual gravaba la importación de ganado a los Estados Unidos. A igual que la demanda anterior, las industrias y gobiernos de México y Canadá apelaron esta Ley, en esta ocasión ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) con sede en la ciudad de Ginebra, Suiza.
Después de varios años de litigio, la OMC dictaminó (2014) que la Ley MCOOL, sólo segregaba y discriminaba injustamente el ganado de importación y no beneficiaba de ninguna forma al consumidor. Por lo tanto la ley tuvo que ser derogada por el Ejecutivo norteamericano.
Estas acciones que se han tomado en contra y a favor de la industria ganadera exportadora del país, sólo han servido para demostrar la gran vocación y tradición que tienen los ganaderos de México. De la misma manera quedo expuesta la firme convicción de producir el mejor ganado y carne para los consumidores más exigentes del mundo y de participar en mercados abiertos con reglas justas que promuevan la actividad productiva en los países.
La ganadería sonorense es actualmente la número 1 en exportación y cuenta también con el estatus sanitario más alto del país, lo cual nos permite exportar a cualquier parte del mundo. También trabaja activamente en el establecimiento y aplicación de un sistema de trazabilidad, que nos permitirá acceder a mercados europeos en un futuro.
La ganadería ingresa al estado un promedio de 195 millones de dólares por ciclo ganadero (septiembre-agosto) y es un gran generador de empleos directos e indirectos, además de ser un abastecedor de la industria engordadora del país.
El tratado que se está revisando y renegociando, al igual que otros, nos permiten interactuar y comercializar con más países, bajo reglas y normas establecidas, haciendo el comercio más simple y expedito.
Sólo les recordamos que la actividad pecuaria genera arraigo en regiones distantes a las grandes urbes y permite a un gran sector de la población tener una vida digna para ellos y sus familias, por eso existe una línea muy frágil entre permanecer y emigrar, que se debe cuidar en toda negociación relacionada con la supervivencia del sector pecuario y principalmente del pequeño productor.
En resumen, los productores sonorenses han superado situaciones adversas climatológicas, gubernamentales, económicas y de mercados a través de su historia y lo seguirán haciendo, porque es su vocación, producir la mejor proteína animal y seguir disfrutando de esta forma de vida que da tantas satisfacciones e identidad.